De como un corazón roto distorsiona la mente

Todos sabemos lo que se siente estar destrozado por dentro; no hay nada peor que una espina clavada en la mente.  

Ella me vio llorar, temblar de la impotencia de no tener una respuesta, de perderlo por decision propia, por buscarme mis propios males. Me abrazó y senti su cabello en mi cara, el delicioso olor de su cabello, que tantas noches senti su fragancia, mientras acariciaba su pechos y sentia el sabor de su boca. Ella tambien habia roto mi corazon, y ahora la tenia de nuevo, tratando de consolarme no por ella por mi tendencia de autodestruccion, por querer hacer sufrir a otros y terminar mutilandome a mi misma. 

- Antonia, tienes que cambiar. No puedes seguir siendo tan toxica - me dijo ella pasando su mano por mis mejillas, limpiando mis lagrimas y abrazandome fuerte. Sentí sus pechos contra mis mejillas y eso me llevo como un dejavu a un deseo incontrable de estar entre sus piernas, de tocarla, de hacerle sentir placer de ese pecado que ella odiaba, de esas noches que quiso borrar de su memoria, me acerque a su cara, trate de verle a los ojos, vi mi reflejo en los suyos. - ¡Que hermosos ojos tienes, cuando lloras! se te notan mas claros, ¡que hermosa eres para sufrir!.- dijo. Asentí y acerque mis labios a los suyos. Ella noto mis intenciones de besarle, me acaricio el cabello y recibio mi beso. -muchos años sin probar su boca. Nada habia cambiado: el mismo sabor dulce de su saliva, el mismo movimiento circular, provocante y excitante de su lengua.